Comunicación no verbal: Dime cómo miras y te diré cuán influyente eres

Lo que transmitimos va más allá de nuestras palabras y ejerce una importancia enorme en la manera en cómo los otros perciben nuestro discurso. Catalina Pons explica detalladamente en su libro La comunicación no verbal los principales secretos de todo aquello que decimos con nuestro cuerpo y aquí podrás leer acerca de qué dice nuestra mirada y qué tipos de miradas puedes reconocer en ti y en los otros.

Los ojos son la principal puerta de entrada y también de salida del alma y la mente de las personas. A través de los ojos pasa la mayoría del flujo de información. Los ojos, como dice el refrán, no mienten. Por ello el contacto visual es un elemento tan fundamental y, muchas veces, crítico, de las relaciones entre seres vivos. De hecho, todos los animales se comunican a través del contacto visual. La mirada es poderosa, en algunas situaciones una mirada es suficiente para evitar o desatar un conflicto.

la comunicación no verbal

En nuestro entorno más próximo, la mirada dirige la conversación, y cuando hablamos con alguien le miramos. Si estamos con un grupo de personas, indicar con la mirada a quién nos estamos dirigiendo es fundamental para establecer la comunicación. En las relaciones personales pasamos gran parte del tiempo observando la cara del interlocutor, y los ojos en particular. Y es que la mirada tiene una gran importancia en la interpretación de la actitud, de los pensamientos y sentimientos de una persona. Siempre hay que considerar que cuando dos personas se conocen, llevan a cabo una serie de valoraciones mutuas que se basan principalmente en lo que ven.

Por lo general, las personas tienden a establecer mayor contacto visual mientras escuchan que cuando hablan, justamente porque la mirada puede delatar cualquier mentira. Una persona que no esté siendo sincera tratará de evitar el contacto visual, siempre y cuando no sea un «profesional de la mentira»... Los factores culturales también influyen en la calidad de una mirada y en el tipo de contacto visual.

En muchas culturas aguantar la mirada se considera un gesto violento o maleducado, así que, como siempre, tendremos que considerar el contexto. En general, y en nuestra cultura, apartar los ojos es un símbolo de sumisión. En situación de ataque, la víctima retira la mirada para parecer más dócil. Intentar parecer más diminutos en situación de conflicto es un instinto natural, encogiendo los hombros, acercando los brazos al cuerpo. Si la estrategia funciona, la víctima potencial llega a desactivar al atacante, ya que baja su nivel de agresividad, anulando la impresión de representar una amenaza. Se trata de una actitud muy válida en procesos de negociación.

«Si los sabemos interpretar, los ojos pueden ser la señal de comunicación humana más reveladora y exacta. En particular, las pupilas, que reaccionan de forma inconsciente, nos pueden proporcionar una información valiosa.»

Catalina Pons

· Midriasis (dilatación): algo nos gusta. La pupila llega a dilatarse hasta cuatro veces su tamaño normal, un fenómeno que se puede notar aún más en ojos claros. La midriasis es un termómetro muy eficaz del enamoramiento. Si se observan las pupilas de dos enamorados mirándose, se notará casi ciertamente una dilatación independiente de factores externos, como la falta de luz. Además, la dilatación de la pupila tiene un efecto recíproco sobre la persona que observa, causando una dilatación por reflejo y una sensación empática de agrado.

· Miosis (contracción): este fenómeno aparece, sin la presencia de factores externos, cuando algo no nos gusta, estamos enfadados o de mal humor.

La dilatación y la contracción de las pupilas nos ofrecen una información valiosa

El análisis tanto de la midriasis como de la miosis suele acompañarse de la observación del movimiento de los músculos oculares, así como de la frecuencia del parpadeo. Unos ojos muy abiertos suelen significar que la persona está interesada y prestando atención. En el caso de una apertura ocular exagerada, es probable que esté comunicando miedo o sorpresa. Del mismo modo unos ojos entrecerrados pueden indicar desconfianza o evaluación de lo que se está diciendo. En una negociación, abrir mucho los ojos puede significar querer llamar la atención sobre un hecho. Entrecerrarlos un poco, en cambio, trasmite aplomo y firmeza.

Durante una conversación, los ojos de una persona se mueven en muchas direcciones. Sin darnos cuenta, de hecho, a veces estamos mirando hacia nuestro objetivo, como puede ser la puerta de salida, si nuestra intención es la de marcharnos, o la botella de agua, si tenemos la boca seca y necesitamos beber. Los que sepan leer estas señales, podrán adelantarse a las necesidades del interlocutor, ganando su confianza y el control de la situación. La dificultad es que los movimientos oculares pueden ser muy rápidos y están inmersos en un conjunto de gestos, de modo que pueden resultar difíciles de ver. Para entrenar esta habilidad es muy recomendable utilizar herramientas de vídeo o software de análisis de expresiones y detectar discrepancias entre lo que interpretas que la persona está pensando y lo que está diciendo.

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Las miradas pueden ser de diferente naturaleza y, para poder reconocer la especificidad de cada una, el rostro nos ofrece otro elemento fundamental: las cejas. Las cejas subrayan, refuerzan y hacen explícitas las emociones que los ojos nos sugieren. Levantar las cejas es un signo social de agrado, que, además, tiene un poder de contagio: levanta las cejas a personas que te gustan, la mayoría te devolverá el gesto, incluso una sonrisa o se acercará para hablar. En algunas culturas levantar las cejas se considera un saludo.

La mirada social se dirige casi exclusivamente al triángulo ojos-nariz-boca

La mirada social se dirige casi exclusivamente al triángulo ojos‐nariz‐boca, y cuanto más extensa sea esa zona, mayor será la capacidad de comunicación. La mirada íntima suele producirse en cortas distancias y se enfoca, sobre todo, hacia los ojos.

La mirada de reconocimiento se dirige primero a la cara, luego baja y vuelve a subir. Esta mirada se puede utilizar para mostrar interés en la otra persona y ser recíproca. Hay que tener en cuenta que la mujer dispone de una visión periférica más amplia que le permite ver mayor parte del cuerpo del hombre sin que esto se note. La visión «de túnel» del hombre, al contrario, es el motivo por el cual este repasa con la mirada todo el cuerpo de la mujer de un modo tan evidente, hecho que a menudo puede causar malentendidos...

«La mirada de poder se centra entre los ojos y las cejas, tiene una intención dominante, sujeta a la otra persona, que se siente bajo examen y en condición de inferioridad.»

Catalina Pons

La mirada de poder se centra entre los ojos y las cejas. Tiene una intención dominante

Gestos como el de mirar por encima de la montura de las gafas refuerzan esta sensación. La mirada de poder no es aconsejable en encuentros amistosos y también puede ser peligrosa en negociaciones, cuando no hay que prevenir al interlocutor. Al contrario, esta mirada funciona muy bien si la intención es la de intimidar y ofrecer una impresión de autoridad.

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