Tristeza: ¿cómo revertirla cuando nos invade y nos sentimos decaídos?

Sentirse triste, a pesar de no ser algo especialmente agradable (más bien todo lo contrario) puede ser, a veces, inevitable y hasta necesario, consecuencia de determinados sucesos que no deseamos pero que, muy a nuestro pesar, ocurren. Afortunadamente, hay maneras de sobrellevar la tristeza e, incluso, de poder darle la vuelta a nuestro estado de ánimo.

En este breve fragmento de su libro El bienestar emocional, Joan Piñol habla acerca de la tristeza y comparte algunos consejos rápidos a tener en cuenta para afrontarla (incluyendo su aceptación).

Cuando estamos tristes, es inevitable pensar que no somos felices; pero déjame confesarte que a pesar de ser una emoción vinculada a un dolor generalizado en el cuerpo, y sobre todo en el alma, se puede trabajar para liberarnos de ella y poder llegar al tan deseado bienestar emocional.

El bienestar emocional (ePub) — Joan Piñol

El bienestar emocional (ePub) — Joan Piñol

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Para poder tratarla, debemos conocerla un poco mejor, ya que es una emoción que surge ante las pérdidas que sufrimos a lo largo de la vida y está caracterizada por la falta de energía. En un inicio, se vive como un dolor que nos deja el ánimo aplanado, sin deseo y con ganas de llorar. La sensación de pérdida suele ser muy palpable, ya sea real o fantaseada, y se trata de un proceso natural que nos lleva a la aceptación de la nueva situación. Al no tener más fuerzas para luchar por el desánimo que nos causa, no queda más remedio que soltar y dejar de forzar la realidad: «No puedes evitar que el pájaro de la tristeza vuele sobre tu cabeza, pero sí puedes evitar que anide en tu cabellera», dice un proverbio chino.

Muchas veces tratamos de evitarla realizando actividades, trabajo, etcétera, y no nos permitimos llorar autoconvencidos de que «la procesión va por dentro». Pero cuando la emoción no encuentra una vía de expresión adecuada, el organismo la busca por sí mismo a través de síntomas que, junto a otros condicionamientos, pueden llegar a provocar enfermedades. Por ese motivo, las actitudes evasivas no ayudan a sanar, al contrario.Hay que aceptar el dolor, tomar contacto con él y no autoengañarse. Llora y habla de lo que sientes y de lo perdido para asimilarlo. Busca maneras de expresarte y sigue el consejo de Francisco Villaespesa: «¡Siendo de dos una tristeza, ya no es tristeza, es alegría!».

También considero importante discernir entre dolor y sufrimiento, que es lo que nos provoca la tristeza. El dolor consiste en una expresión natural del duelo y surge ante la pérdida de lo que teníamos, pero tiende a desvanecerse y, finalmente, acaba desapareciendo. Sin embargo, a veces puede enquistarse, transformándose en sufrimiento. En este aspecto, para evitar males mayores, siempre recomiendo la visita a un profesional de la salud.

Estos consejos pueden ayudarte a afrontar la tristeza en el día a día:

  • Cuando sentimos tristeza, lo mejor que podemos hacer es centrarnos en la causa de la señal, no en la señal en sí.

  • La tristeza es una emoción normal y, como tal, forma parte de la vida. Tenerlo presente te ayudará a saber que no te pasa nada malo.

  • Buscar apoyo en los demás hará que te sientas comprendido y te ayudará a sanar.

  • Trata de normalizar la situación, sigue con tu ritmo de vida normal.

  • Busca emociones positivas, como escuchar música o ir al cine. Las actividades agradables, positivas y reforzantes son la respuesta para la tristeza.

  • Realiza deporte, pues genera endorfinas y produce una sensación beneficiosa para el estado de ánimo. Además, ayuda a conciliar el sueño.

En definitiva, no olvides las palabras de Federico García Lorca: «Desechad tristezas y melancolías. La vida es amable, tiene pocos días y tan solo ahora la hemos de gozar».

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