Práctica contemplativa y meditación guiada de Pilar Aguilera (Día 1): Los cuatro elementos en una semilla

En estos momentos de incertidumbre en los que es necesario el recogimiento, la autora Pilar Aguilera comparte una serie de prácticas contemplativas diarias diseñadas expresamente para ayudarte a generar solidez, frescura y presencia en el día a día del hogar.

  • La práctica meditativa consiste en la escucha de la meditación y la lectura y reflexión del texto que sigue en este artículo, inspirado en su libro El despertar de tu presencia.

Escuchar meditación

Los cuatro elementos (tierra, aire, agua y fuego) forman parte de ti. Tú eres una semilla, y los cuatro elementos impregnan, de manera interdependiente, el corazón de la semilla que eres para que germine, crezca y desprenda sus flores y frutos. Agradecer a la tierra, al aire, al agua y al fuego la labor generosa que desempeñan para que puedas florecer, es algo que te colma de alegría y gratitud. Estar en contacto con los dones de estos cuatro elementos nos invita a apreciar las condiciones favorables que cada día están ahí, incondicionalmente, apoyando el milagro de estar vivos. Gracias a estos cuatro elementos nos abastecemos de las condiciones para nuestra manifestación y plenitud.

También, en estos momentos, la semilla del virus se propaga siguiendo su propio ritmo, sin ser consciente del dolor y sufrimiento que genera en los seres humanos y en sus condiciones de vida. Ella está ahí, rondando. Y nosotros podemos caminar en otro sentido. En este momento podemos generar la

energía de solidez, resiliencia y libertad para regar las mejores condiciones propicias para que tú, como una semilla que eres, te alimentes de los nutrientes más saludables.

En esta meditación tendremos la oportunidad de regar los nutrientes saludables y la sabiduría inagotable que la tierra, el aire, el agua y el fuego nos aportan a cada segundo de nuestra vida. Estos elementos forman parte de nuestra naturaleza interdependiente y cuando meditamos y apreciamos su energía bondadosa, logramos despertar nuestra solidez, frescura y sabiduría. Estos cuatro elementos están ahí, incondicionalmente, regando la semilla que somos para florecer como seres bellos y seguros.

De esta manera, durante el día de hoy, y después de realizar la meditación guiada, observaremos profundamente:

  • ¿De qué manera la madre tierra me apoya en estos momentos de mi vida? ¿Hay condiciones de gratitud y alegría en mí por los frutos y comida deliciosa que la madre tierra es capaz de aportarme en el día de hoy? ¿Cuántas condiciones de felicidad me aporta la tierra desde mi estado de recogimiento en casa? Contempla atentamente.

  • ¿De qué manera el aire me apoya en estos momentos de mi espacio de confinamiento? ¿Hay aún suficiente aire sano a través del cual puedo respirar plenamente y mostrar mi gratitud por todo el oxígeno que me es otorgado?

  • ¿De qué manera el agua me apoya en estos días en casa? ¿Hay suficiente agua para nutrirme, lavar las verduras, regar las plantas y darme una agradable ducha? ¿Puedo ahora mismo conectar con muestras de agradecimiento al elemento agua que fluye a través de mis venas desde más allá de mi nacimiento?

  • ¿De qué manera el elemento fuego me transmite su calidez en el día a día desde la intimidad del hogar? ¿Existe suficiente luz para contemplar las maravillas que me rodean? ¿Puedo conectar con el rayo de luz que penetra en mi corazón a través de la ventana? ¿Puede el sol revelar mi sonrisa de amabilidad y amor? 

  • ¿Cuántas más condiciones se revelan en el día de hoy y despiertan tu visión profunda y conciencia de que todas las cosas que ansías o añoras ya están aquí y ahora, manifestándose en este preciso momento? Si riegas la energía amorosa de los cuatro elementos (tierra, aire, agua y fuego) te conectas con la dicha y despliegas la bella semilla que eres, una joya en su estado más puro.

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