¿Qué quiere decir ser sexy? Responde William von Hippel a través de la ciencia evolutiva
En su libro El salto social, William von Hippel, doctor en psicología social por la Universidad de Michigan y profesor de psicología en la Universidad de Queensland (Australia), responde a la cuestión de qué es lo que a los seres humanos nos resulta más atractivo de los otros y, observa, también, el comportamiento de los animales y la tendencia de algunos al engaño. Como veremos, los animales pueden ser deshonestos a la hora de alcanzar su objetivo de apareamiento, y los seres humanos tenemos ciertas preferencias, entre ellas el sentido del humor.
Todo organismo sobrevive como puede, recurriendo a los medios que sean necesarios, razón por la cual el engaño está muy extendido entre los seres vivos. Si el engaño ayuda a un animal a evitar a los depredadores o a conseguir pareja, puedes apostar a que lo practicará. Mis estrategias de engaño reproductivo predilectas se encuentran en aquellas especies de pájaros y peces en las que algunos machos fingen ser hembras. En estas especies, los machos que no son lo suficientemente grandes como para pelear con otros machos han desarrollado la estrategia de fingir feminidad, lo que les permite cortejar a las hembras sin tener que enfrentarse a los machos más grandes. Estos machos pequeños aprovechan la oportunidad de una ocasional copulación, y así transmiten sus genes a pesar de que jamás se impondrían en una pelea con los machos interesados en las mismas hembras.
Quizá el ejemplo más extraordinario de esta estrategia fue el observado entre las sepias por Culum Brown y sus colegas de la Universidad Macquarie. Las sepias pueden cambiar de color a voluntad, y cuando no están disfrazadas para mimetizarse con su entorno, a menudo las hembras muestran un patrón de color y los machos, otro. Un día Brown observaba a las sepias en sus tanques cuando descubrió que un macho mostraba una coloración masculina en la mitad de su cuerpo enfrentada a las hembras y una coloración femenina en la mitad de su cuerpo enfrentada a los machos. Este engaño permitía a los machos fingidores cortejar a las hembras mientras evitaban que otros machos los atacaran.
Estos engaños muestran cómo los animales pueden ser deshonestos para alcanzar sus objetivos. No es una sorpresa; la evolución es amoral y los animales adoptan la estrategia que funciona. Ahora bien, la vida es una lucha coevolutiva y cada organismo desarrolla contraestrategias para combatir las estrategias de sus competidores.
En este sentido, la evolución es una infinita carrera armamentística en la que los animales desarrollan nuevas formas de respuesta a las nuevas capacidades de sus presas, depredadores y parásitos. Si el equilibrio se inclina excesivamente a favor de uno o de otro, entonces la extinción se convierte en una posibilidad inequívoca. Cuando las presas desarrollan un camuflaje, los depredadores evolucionan para afinar sus capacidades de detección. Si los machos desarrollan la capacidad de engañar a las hembras para ser elegidos cuando son un mal partido, las hembras desarrollan aptitudes para detectar esta treta. Las hembras que se dejan engañar fácilmente por machos de baja calidad tienen menos probabilidades de legar una descendencia exitosa a las siguientes generaciones, por lo que la evolución moldea las preferencias de las hembras para que estas favorezcan a los machos que exhiben sinceros signos de calidad.
Un signo sincero de calidad es aquel que resulta imposible, o al menos muy difícil, de falsificar. Por ejemplo, puedo hablarte de mi yate y presumir de mis vacaciones invernales, pero a menos que veas mi cuenta bancaria no sabrás si miento o estoy forrado. Hablar es gratis. Pero si te llevo a St. Moritz y te paseo en un Maserati, eso es una mejor señal de que soy acaudalado (y también generoso). Asímismo puedo mencionar casualmente que me gradué como el primero de la clase en la Escuela de Derecho de Harvard, pero otra vez podría estar mintiendo para impresionarte, por lo que harías bien en dudar de mis palabras. En cambio, es más convincente que me veas resolver un cubo Rubik con facilidad, pues eso te permitirá ver mi cerebro en acción. Es más impresionante aún si resuelvo el cubo Rubik sin volver a mirarlo una vez que empiezo, porque así demuestro que soy capaz de ganar con desventaja.
Debido a la importancia de las señales honestas, los seres humanos son muy expertos en detectar incluso las pistas más sutiles que indican calidad. Recuerdo una mañana de primavera en la que yo estaba sentado en el patio, esperando a mis amigos para ir a desayunar. Tenía un ejemplar del New York Times y un lápiz, así que decidí intentar hacer el crucigrama mientras esperaba (pese a que no soy muy ducho en ello). Mientras leía la primera pista, sopesando «Que posiblemente rompe a llorar», apareció un exalumno y su familia. Me vio enfrascado con el crucigrama y se sentó junto a mí. Podría haber recurrido a su ayuda, pero antes de tener la oportunidad, su mujer le aferró por la corbata y le dijo: «Está haciendo el crucigrama del domingo con un bolígrafo, querido. No necesita tu ayuda». Ella interpretó mis palabras posteriores, que apuntaban en un sentido contrario, como pura cortesía, y se fueron a admirar los árboles en plena floración.
Pasaron unos minutos y el azar quiso que mi brillante amiga Katrin se acercara a mí mientras yo seguía empeñado en averiguar quién había empezado a llorar y posiblemente por qué. Resolvió la primera docena de pistas tan rápido como yo podía escribir las respuestas, momento en el que me di cuenta de que yo era poco menos que un escriba; le pedí que se marchara para intentarlo por mí mismo. Con una sincronización perfecta, el exalumno y su familia se acercaron de nuevo, y cuando él intentó sentarse por segunda vez, su mujer le amonestó: «Querido, ha resuelto casi la mitad del crucigrama en cinco minutos. No necesita tu ayuda». Intentar resolver un crucigrama con un bolígrafo no es una señal honesta, pero resolverlo sí lo es, [1] y por esa razón prestamos atención a estos detalles.
Volviendo al pavo real, su color brillante y su cola extraordinaria son señales honestas de calidad masculina porque son una desventaja enorme, y por esa razón a la hembra le parecen tan atractivos. Desarrollar una cola colorida y de gran tamaño es como intentar resolver el crucigrama del domingo con un lápiz. Cualquier idiota puede empezar el proceso, pero llevarlo a cabo requiere de un organismo bastante especial. Las hembras de pavo real son sensibles a este hecho, por lo que se sienten atraídas por los pavos capaces de sobrevivir año tras año a pesar de ir de acá para allá con una cola de plumas brillantes de un metro y medio de diámetro.
Un pavo maduro quizá sea el emisor de señales más honestas en el reino animal, pero muchos pájaros adoptan una versión modesta de esta estrategia. Numerosas especies tienen largas plumas en la cola, y cuando los biólogos las alargan o acortan artificialmente, descubren que las hembras responden en consonancia, acercándose a los machos de cola larga y rechazando aquellos cuya cola se ha visto recortada. No solo a las hembras de muchas especies de pájaros las colas largas les parecen sexis, sino que, como hemos visto con los pavos reales, el color también es importante. Los colores brillantes advierten de su presencia a los depredadores, por lo que las hembras utilizan el brillo de los colores del macho para deducir esta capacidad. Un pájaro de colores brillantes debe ser fuerte y ágil para sobrevivir con ese aspecto, mientras que un macho de colores apagados puede ser lento y torpe y, por lo tanto, será un compañero menos adecuado.
Hay que tener presente que las hembras de ave no piensan en esto. Más bien las hembras que prefieren a los machos de colores brillantes dejan una mayor descendencia a la próxima generación y, por lo tanto, transmiten la tendencia a preferir colores brillantes.
Lo mismo se aplica a las preferencias humanas; no tenemos por qué comprender por qué una forma de reloj de arena nos parece atractiva en las mujeres o una forma triangular nos lo parece en los hombres. La evolución simplemente garantiza que la mayor parte de los individuos tenga estas preferencias.
Así pues, los pájaros han sido evolutivamente preparados para preferir colores brillantes, pero no todos los colores han sido creados igual. Los sistemas inmunológicos de los animales dependen de pigmentos de plantas conocidos como carotenoides (como el beta caroteno) para funcionar correctamente, pero los animales son incapaces de producir carotenoides por sí mismos; necesitan que la fotosíntesis de las plantas haga el trabajo por ellos. Los animales que se esfuerzan por combatir las infecciones necesitan dedicar todas las reservas de carotenoides a su sistema inmunitario, ahí donde los animales sanos tienen un exceso de carotenoides en su sistema. Los rojos, naranjas y amarillos que muchos pájaros exhiben en sus plumas proceden de los carotenoides. Como las aves solo pueden permitirse estos colores si su sistema inmunitario está fuerte, los colores brillantes (en especial los rojos, naranjas y amarillos brillantes) son señales honestas de calidad interna, aun cuando se manifiesten en el exterior.
Los rojos brillantes son una señal inherente de calidad debido al coste metabólico de producirlos, pero hay otras señales que cualquiera puede producir. Por ejemplo, algunos pájaros han evolucionado para señalar su supremacía por medio del tamaño de una mancha de color negro o marrón en el cuello o en el pecho. Las plumas negras no son menos costosas de producir que las blancas; sin embargo, en estas especies una mancha negra indica una posición superior en la jerarquía. Cuando se descubrió, esto resultó confuso, pues incluso los machos más débiles pueden presentar una mancha más grande,[2] y así da la impresión de que las hembras de estas especies se dejan engañar con facilidad.
Sin embargo, otros estudios revelaron que otros machos se toman estas manchas de color muy en serio y no aceptan amablemente que los subordinados se contoneen con manchas oscuras más grandes como si ellos fueran los dominantes. Lucir una mancha de tamaño no adecuado es una afrenta para cualquier otro macho de la bandada, y cuando los biólogos comprobaron esta posibilidad pintando manchas negras de mayor tamaño en los pechos de machos de bajo estatus, fundamentalmente les colocaron una diana. El resto de machos de la bandada atacaba a los usurpadores, en un esfuerzo por demostrarles que eran impostores y que harían bien en disminuir el tamaño de sus manchas. En estos casos, el tamaño de la mancha es una señal honesta, aun cuando pueda producirse sin coste biológico, gracias a las consecuencias sociales de exhibir una mancha mayor de la que se debería. [3]
¿Cuáles son las señales honestas de calidad en los machos humanos? La altura es un buen indicador, ya que no llegarás a 1,80 si no estás sano y bien alimentado. Los músculos también lo son, como el carácter atlético, y por la misma razón. Pero, evidentemente, los seres humanos se preocupan por su cerebro y no solo por sus músculos, por lo que los indicios de una buena mente también son señales honestas de calidad. Por esa razón a las mujeres tiende a parecerles sexy el sentido del humor. No solo es divertido estar junto a personas divertidas, sino que un buen sentido del humor requiere una mente ágil y capaz de trazar conexiones que resulten divertidas a los demás.
La simetría facial también es un indicador honesto de calidad, pues los seres humanos han evolucionado para ser simétricos, pero las enfermedades y los accidentes pueden alterar eso. La simetría es señal de salud y vigor genético (o al menos de una vida feliz), y por ello las mujeres tienden a encontrarla atractiva. Si escribes «Brad Pitt» en Google y observas su rostro, te sorprenderá su simetría. Si pones «Lyle Lovett», te conmocionarán los indicadores de una vida difícil.
La simetría, la fuerza, la altura y el sentido del humor también son señales honestas de calidad en las mujeres, pero no son los principales indicadores que atraen a los hombres. Como la fertilidad es biológicamente más exigente para las mujeres que para los hombres, estos están más interesados en las señales hones-tas de fertilidad femenina. En especial, están interesados en los signos de juventud y en una forma física similar a un reloj de arena: ambos señales de fertilidad en la mujer. Si los seres humanos fuéramos como los chimpancés en sus hábitos reproductivos y las mujeres fueran mejores madres a medida que envejecen, sin duda los machos humanos se sentirían más atraídos por mujeres de más edad. La evolución de la menopausia en las hembras humanas ha alterado esa ecuación (William von Hoppel dedica a ello el capítulo 10 de El salto social), con el resultado de que a los hombres les atraen más las mujeres durante su periodo más fértil, desde el final de la pubertad hasta mediados de la treintena. [4]
Notas
1. En este caso en concreto, era una señal honesta de la inteligencia de Katrin.
2. Tal vez parezca extraño sugerir que un pájaro puede «decidir» tener una mancha más grande o más pequeña, pero la supremacía se asocia a cambios hormonales, que a su vez producen cambios físicos. Estos efectos se descubren en numerosas especies, como cuando un pez cíclido desarrolla una co- loración brillante para señalar que controla un territorio.
3. Lucir una mancha más grande de la que mereces es como llevar una camiseta del Barça en un partido del Real Madrid contra el Sevilla; el precio es económico, llevarla es caro.
4. Aunque hay menos estudios sobre preferencias de pareja y actitudes sexuales entre miembros de la comunidad LGBTQ, la investigación existente ofrece un panorama similar. Por ejemplo, mis colegas y yo descubrimos que tanto si los hombres eran heterosexuales, bisexuales o gays, tendían a lamentar las oportunidades sexuales perdidas más de lo que lamentaban el sexo de mala calidad que sí habían practicado. En cambio, tanto si las mujeres eran heterosexuales, bisexuales o lesbianas, tendían a lamentar el mal sexo practicado más que las oportunidades sexuales perdidas.