Lun yu

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Reflexiones y enseñanzas

Confucio

Anne-Hélène Suárez Girard [Traductora]

A menudo comparado con Sócrates, Confucio (Maestro Kong) ha estado siempre presente a lo largo de dos mil quinientos años de historia en China, Japón, Corea y Vietnam. Unas veces divinizado, otras denostado como padre de la moral china conservadora y ortodoxa, lo cierto es que su pensamiento resultaba profundamente innovador en los siglos VI y V a. de C.

En una época de profunda decadencia feudal, Confucio tuvo la audacia de afirmar que los hombres eran, en esencia, iguales, que sólo los diferenciaba lo adquirido; y de propugnar un arte de vivir y de gobernar desprovisto de los prejuicios sociales imperantes, y exclusivamente basado en la humanidad y la sabiduría, en el desprecio hacia la competencia, en la tolerancia, la flexibilidad y el respeto, en el conocimiento del hombre y de la vía del cielo o del orden cósmico.

Sus enseñanzas nunca fueron fijas ni incondicionales: dependían siempre de las circunstancias y de lo que más beneficiara a sus discípulos; todo lo contrario del dogma en que llegaría a convertirlas la ortodoxia de los letrados que llamamos confucianismo.

Como Sócrates, el Maestro Kong no dejó nada escrito. El Lun Yu, que recoge aforismos, anécdotas, retazos de conversaciones y atisbos de descripciones, es el testimonio más fiable de su pensamiento y del de sus discípulos, la obra que mejor nos permite vislumbrar la personalidad y el pensamiento del sabio, despejados los espesos sedimentos con que la prosperidad lo ha ido cargando.

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Reflexiones y enseñanzas

Confucio

Anne-Hélène Suárez Girard [Traductora]

A menudo comparado con Sócrates, Confucio (Maestro Kong) ha estado siempre presente a lo largo de dos mil quinientos años de historia en China, Japón, Corea y Vietnam. Unas veces divinizado, otras denostado como padre de la moral china conservadora y ortodoxa, lo cierto es que su pensamiento resultaba profundamente innovador en los siglos VI y V a. de C.

En una época de profunda decadencia feudal, Confucio tuvo la audacia de afirmar que los hombres eran, en esencia, iguales, que sólo los diferenciaba lo adquirido; y de propugnar un arte de vivir y de gobernar desprovisto de los prejuicios sociales imperantes, y exclusivamente basado en la humanidad y la sabiduría, en el desprecio hacia la competencia, en la tolerancia, la flexibilidad y el respeto, en el conocimiento del hombre y de la vía del cielo o del orden cósmico.

Sus enseñanzas nunca fueron fijas ni incondicionales: dependían siempre de las circunstancias y de lo que más beneficiara a sus discípulos; todo lo contrario del dogma en que llegaría a convertirlas la ortodoxia de los letrados que llamamos confucianismo.

Como Sócrates, el Maestro Kong no dejó nada escrito. El Lun Yu, que recoge aforismos, anécdotas, retazos de conversaciones y atisbos de descripciones, es el testimonio más fiable de su pensamiento y del de sus discípulos, la obra que mejor nos permite vislumbrar la personalidad y el pensamiento del sabio, despejados los espesos sedimentos con que la prosperidad lo ha ido cargando.

Reflexiones y enseñanzas

Confucio

Anne-Hélène Suárez Girard [Traductora]

A menudo comparado con Sócrates, Confucio (Maestro Kong) ha estado siempre presente a lo largo de dos mil quinientos años de historia en China, Japón, Corea y Vietnam. Unas veces divinizado, otras denostado como padre de la moral china conservadora y ortodoxa, lo cierto es que su pensamiento resultaba profundamente innovador en los siglos VI y V a. de C.

En una época de profunda decadencia feudal, Confucio tuvo la audacia de afirmar que los hombres eran, en esencia, iguales, que sólo los diferenciaba lo adquirido; y de propugnar un arte de vivir y de gobernar desprovisto de los prejuicios sociales imperantes, y exclusivamente basado en la humanidad y la sabiduría, en el desprecio hacia la competencia, en la tolerancia, la flexibilidad y el respeto, en el conocimiento del hombre y de la vía del cielo o del orden cósmico.

Sus enseñanzas nunca fueron fijas ni incondicionales: dependían siempre de las circunstancias y de lo que más beneficiara a sus discípulos; todo lo contrario del dogma en que llegaría a convertirlas la ortodoxia de los letrados que llamamos confucianismo.

Como Sócrates, el Maestro Kong no dejó nada escrito. El Lun Yu, que recoge aforismos, anécdotas, retazos de conversaciones y atisbos de descripciones, es el testimonio más fiable de su pensamiento y del de sus discípulos, la obra que mejor nos permite vislumbrar la personalidad y el pensamiento del sabio, despejados los espesos sedimentos con que la prosperidad lo ha ido cargando.

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Datos del libro

Colección: Clásicos

Ref.: 321

Libro impreso

ISBN: 9788472453661

Páginas: 196

Tamaño: 20 x 13

 

 

Autor/Traductora

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