Tu cara te traiciona: Cómo reconocer las expresiones faciales «falsas» en la comunicación
Puede que intentemos justificarlo racionalmente y tratar de ponerlo con palabras pero, con frecuencia, somos incapaces de decir por qué alguien nos ha causado una «buena» o «mala» impresión, a pesar de tenerlo clarísimo.
A veces, en algunas conversaciones, nos sentimos más cómodos que en otras, con independencia de si el tema en cuestión es polémico o trivial; como afirma Catalina Pons en su libro Comunicación no verbal, olvidamos con demasiada frecuencia que el 93% de la información que comunicamos depende del lenguaje corporal. La comunicación entre personas, efectivamente, no tiene que ver con lo que decimos, sino que se asienta en lo que transmitimos a través de nuestro cuerpo.
El estudio del lenguaje corporal y de la comunicación no verbal nos dará multitud de claves para «comprender» lo que dicen nuestros interlocutores. Podremos ir más allá de sus palabras e, incluso, detectar si lo que afirman o niegan verbalmente se corresponde con lo que sostienen en realidad. En este texto, compartimos un fragmento de Comunicación no verbal, con algunas claves de fácil detección para descubrir en qué momentos las reacciones de una persona no son tan honestas como le gustaría hacernos creer.
Presta atención a la duración de la expresión facial
Uno de los mejores indicadores para reconocer si una expresión es verdadera o falsa es la duración de la expresión facial. En general, si la expresión se mantiene más de 5‐7 segundos, no es sincera, la persona está «actuando». Por ejemplo, se muestra sorprendida cuando en realidad no lo está, ya conocía lo que le acaban de decir, pero finge que le sorprende. La expresión facial de sorpresa verdadera es muy rápida, un segundo como máximo; si la cara de sorpresa perdura más tiempo, es que la persona está fingiendo la emoción, como está comprobado en el estudio de Ekman Detecting Lies in Children and Adults.
Observa la simetría de la cara
«Otro dato es la simetría de la cara. Las expresiones sinceras son simétricas; cuando la expresión sea falsa o forzada, verás que la cara es asimétrica, con la expresión más marcada en uno de los lados de la cara.»
Catalina Pons
Haz este ejercicio sencillo para comprender la comunicación no verbal:
Un buen ejercicio para practicar consiste en observar las expresiones faciales de tus colegas durante unos días e ir anotando la emoción que crees haber visto sin intentar entender el porqué; es decir, cada vez que veas la expresión de una emoción, lo anotas. Por ejemplo: «Sonia: enfado», y no «Sonia se ha enfadado porque no está de acuerdo con el jefe». Se trata de practicar primero el reconocimiento de la expresión. Entender el motivo que ha causado la emoción será un paso posterior en el proceso de comprender la comunicación no verbal.
La breve historia del cirujano que no quería las preguntas del público en sus conferencias
La mayoría de la gente piensa que controla perfectamente la cara que pone. En muchas ocasiones, cuando empiezas a trabajar en la mejora de tus habilidades de comunicación, es una sorpresa darte cuenta de que esto no es así. En una ocasión, trabajé con un cirujano líder en su especialidad –una persona extrovertida con un lenguaje corporal muy expresivo y talento natural para comunicar. Estábamos preparando una importante ponencia –para presentarla en un congreso mundial–, muy centrados en el lenguaje corporal puesto que dábamos el discurso a una gran audiencia; fue entonces cuando, en los ensayos grabados en vídeo, descubrimos que antes de responder a cualquier pregunta del público, durante el coloquio final, se observaban en el rostro del cirujano microexpresiones de enfado y de repugnancia: verbalmente estaba invitando al público a preguntar, pero en realidad le incomodaba el coloquio final. Se sentía cuestionado, y su cara lo estaba reflejando, por lo que enviaba un mensaje disonante, perdiendo credibilidad. Así pues, cambiamos el enfoque del entrenamiento y, a partir de ese momento, empezamos la auténtica mejora de su habilidad de comunicación.
Un caso de estudio: Cuando Bill Clinton perdió los papeles en el juzgado
Bill Clinton está considerado como uno de los grandes comunicadores de nuestra época, domina la comunicación no verbal y tiene mucha experiencia en comunicación pública. Sin embargo, en una situación extrema como la que vivió durante el interrogatorio por el caso Lewinsky, en algunos momentos perdió el control de su lenguaje corporal. En este ejemplo no estudiamos el engaño o la mentira, sino que nos centraremos en el reconocimiento de expresiones faciales negativas.
En uno de los momentos más tensos del interrogatorio, antes de responder a una pregunta muy difícil, se observa una «microexpresión» de desprecio. La imagen en el vídeo está ralentizada, con el objetivo de ver mejor la expresión de la emoción. Bill Clinton se queda callado y el fiscal pregunta si la cara que pone significa un sí o un no. Es un diálogo de comunicación no verbal. El fiscal ha sentido el rechazo e insiste para conseguir la respuesta verbal que busca. Clinton evita responder verbalmente, se acoge a su derecho, pero ante la siguiente pregunta, aún más difícil, su cara finge sorpresa. La sorpresa auténtica es muy rápida, un segundo como máximo. En ese momento, el lenguaje corporal lo delata, la pregunta no le sorprende de verdad. La siguiente emoción que expresa es de enfado, pierde el control de su comunicación no verbal y ya no responde a las preguntas.
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