El cantar de los cantares
O los aromas del amor
Mario Satz [Traductor]
Que los ciento diecisiete versículos del más famoso canto de amor de la poesía universal ocupen un lugar tan prominente en la mística judeocristiana y lateralmente en la islámica, constituye un destino a todas luces magnífico para versos tan exaltados como oscuros. Apenas cinco páginas, las que El Cantar de los Cantares ocupa en la Biblia castellana, resumen, para rabinos y eruditos cristianos por igual, toda la aventura del ser humano en su búsqueda de lo divino, el irresistible deseo de la criatura por acceder a su Creador o, si se quiere, el sentimiento que cada individuo experimenta ante la belleza, su gracia y enigmático poder de atracción.
Esta versión que Mario Satz ha llevado a cabo siguiendo las claves numéricas y geográficas del Cantar, y en el contexto de la literatura comparada, nos revela inesperadas sincronías y asombrosas constantes que corroboran la unanimidad del galanteo amoroso con su gesto por la música de las palabras, los aromas y los elogios, el arte de seducir y la voluntad de agradar con que nuestra especie ha expresado, a lo largo de los siglos, la relación íntima entre el hombre y la mujer, pero también -como quieren los místicos Juan de la Cruz y Teresa de Jesús o los poetas como fray Luis de León-, el puente entre el alma y su Amado, la psique y el Espíritu, la esposa y el Esposo. En El Cantar de los Cantares hay, empero, mucho más que poesía. Están las huellas fonéticas de un diólogo entre el finito corazón del hombre y el polifónico latido de la tierra, sus especies y paisajes; la urgencia de desear y la decepción de perder; el goce de vivir, la delicia de compartir y, por último, la corroboración de que, como querían los griegos, el amor es un dios, y como supieron judíos y cristianos, Dios es amor, la fuerza que hace danzar el remolino en el agua y el helicoide en las galaxias. La más honda y tal vez la más compleja de las leyes.
O los aromas del amor
Mario Satz [Traductor]
Que los ciento diecisiete versículos del más famoso canto de amor de la poesía universal ocupen un lugar tan prominente en la mística judeocristiana y lateralmente en la islámica, constituye un destino a todas luces magnífico para versos tan exaltados como oscuros. Apenas cinco páginas, las que El Cantar de los Cantares ocupa en la Biblia castellana, resumen, para rabinos y eruditos cristianos por igual, toda la aventura del ser humano en su búsqueda de lo divino, el irresistible deseo de la criatura por acceder a su Creador o, si se quiere, el sentimiento que cada individuo experimenta ante la belleza, su gracia y enigmático poder de atracción.
Esta versión que Mario Satz ha llevado a cabo siguiendo las claves numéricas y geográficas del Cantar, y en el contexto de la literatura comparada, nos revela inesperadas sincronías y asombrosas constantes que corroboran la unanimidad del galanteo amoroso con su gesto por la música de las palabras, los aromas y los elogios, el arte de seducir y la voluntad de agradar con que nuestra especie ha expresado, a lo largo de los siglos, la relación íntima entre el hombre y la mujer, pero también -como quieren los místicos Juan de la Cruz y Teresa de Jesús o los poetas como fray Luis de León-, el puente entre el alma y su Amado, la psique y el Espíritu, la esposa y el Esposo. En El Cantar de los Cantares hay, empero, mucho más que poesía. Están las huellas fonéticas de un diólogo entre el finito corazón del hombre y el polifónico latido de la tierra, sus especies y paisajes; la urgencia de desear y la decepción de perder; el goce de vivir, la delicia de compartir y, por último, la corroboración de que, como querían los griegos, el amor es un dios, y como supieron judíos y cristianos, Dios es amor, la fuerza que hace danzar el remolino en el agua y el helicoide en las galaxias. La más honda y tal vez la más compleja de las leyes.
O los aromas del amor
Mario Satz [Traductor]
Que los ciento diecisiete versículos del más famoso canto de amor de la poesía universal ocupen un lugar tan prominente en la mística judeocristiana y lateralmente en la islámica, constituye un destino a todas luces magnífico para versos tan exaltados como oscuros. Apenas cinco páginas, las que El Cantar de los Cantares ocupa en la Biblia castellana, resumen, para rabinos y eruditos cristianos por igual, toda la aventura del ser humano en su búsqueda de lo divino, el irresistible deseo de la criatura por acceder a su Creador o, si se quiere, el sentimiento que cada individuo experimenta ante la belleza, su gracia y enigmático poder de atracción.
Esta versión que Mario Satz ha llevado a cabo siguiendo las claves numéricas y geográficas del Cantar, y en el contexto de la literatura comparada, nos revela inesperadas sincronías y asombrosas constantes que corroboran la unanimidad del galanteo amoroso con su gesto por la música de las palabras, los aromas y los elogios, el arte de seducir y la voluntad de agradar con que nuestra especie ha expresado, a lo largo de los siglos, la relación íntima entre el hombre y la mujer, pero también -como quieren los místicos Juan de la Cruz y Teresa de Jesús o los poetas como fray Luis de León-, el puente entre el alma y su Amado, la psique y el Espíritu, la esposa y el Esposo. En El Cantar de los Cantares hay, empero, mucho más que poesía. Están las huellas fonéticas de un diólogo entre el finito corazón del hombre y el polifónico latido de la tierra, sus especies y paisajes; la urgencia de desear y la decepción de perder; el goce de vivir, la delicia de compartir y, por último, la corroboración de que, como querían los griegos, el amor es un dios, y como supieron judíos y cristianos, Dios es amor, la fuerza que hace danzar el remolino en el agua y el helicoide en las galaxias. La más honda y tal vez la más compleja de las leyes.
Formatos disponibles
Datos del libro
Colección: Clásicos
Ref.: 523
Libro impreso
ISBN: 9788472455979
Páginas: 304
Tamaño: 20 x 13