Recompensa o castigo: ¿quién soy? Un relato del mundo laboral para conocerte
Nuestra personalidad tiene mucho que ver en cómo afrontamos nuestro trabajo diariamente y en cómo reaccionamos ante las buenas y las malas noticias, así como respecto a nuestras aspiraciones y oportunidades. En Mindfulness para mejorar tu rendimiento, Karolien Noteaert y Peter Creutzfeldt plantean un relato que les da pie a explicar la teoría biopsicológica de Alan Gray, importante psicólogo británico que acuñó los sistemas motivacionales principales y que conocerás a continuación.
Son las ocho y media de la mañana. Como todos los días, Daniel llega puntual a la oficina y lleva un traje clásico y cómodo. Saluda a Sabine en la recepción y avanza hacia su despacho. Daniel ha vendido un proyecto y hoy tiene que presentar a su cliente la planificación final. Se enfoca en los riesgos y en las pérdidas potenciales. Comprueba que puedan ajustarse al presupuesto y al plazo requerido, y duda si tendrá la capacidad de estar a la altura de las necesidades de su cliente. Estudia la posibilidad de contratar a más gente nueva para el proyecto, pero está indeciso porque no se siente cómodo trabajando con gente que no conoce demasiado bien. Conoce perfectamente a su equipo y le gusta saber lo que puede esperar de ellos. Daniel se plantea la posibilidad de llamar a su jefe para repasar los posibles riesgos del proyecto, pero decide no hacerlo porque su jefe podría pensar que no es lo bastante competente como para dirigir este proyecto. Después de analizar el proyecto dos veces, termina de redactar la propuesta sintiéndose un poco inseguro de ser capaz de terminar el trabajo a tiempo, con el presupuesto y el personal que ha propuesto en el proyecto. No quiere defraudar a su cliente. Más tarde tendrá que presentarle el proyecto. Daniel odia las presentaciones, no le gusta ser el centro de atención y mucho menos tener que asistir más tarde a una cena con su cliente. Por algún motivo, le cuesta encontrar temas de conversación. Decide no tomar más de una copa de vino, ya que tiene que conducir. Le parece que la cena dura una eternidad. Al llegar a casa, todavía tiene tiempo de hacer una reserva para sus vacaciones. Ha pasado mucho tiempo leyendo reseñas de un nuevo destino al que le gustaría ir. Después de hablar con varios amigos que ya han estado allí, decide intentarlo. Cuando se sienta delante del ordenador, todavía no está seguro, y decide posponerlo hasta el día siguiente. Se va a la cama agotado. Como no puede evitar pensar en los posibles problemas que acompañan al proyecto, tarda una eternidad en dormirse.
Son las ocho y media de la mañana. Tom llega a la oficina vestido con un traje moderno y una corbata roja nueva. Está de muy buen humor, antes de entrar en su despacho, se para a hablar con la atractiva Sabine que está en la recepción. En algún momento quizá le proponga salir a tomar una copa. Tom ha vendido un proyecto y hoy tiene que presentar la propuesta final a su cliente. Se enfoca en las grandes oportunidades que supone este proyecto. El hecho de que hayan seleccionado su proyecto ha aumentado enormemente las posibilidades de un próximo ascenso, y le permite ampliar la colaboración con su cliente. Dado que el proyecto requiere ciertas competencias que quizá no pueda cubrir su equipo, Tom decide contratar a una nueva persona. El presupuesto y el plazo pueden ser una tarea difícil, pero decide que se ocupará de eso cuando llegue el momento. Antes de la presentación, llama a su jefe para recordarle que le han contratado para un gran proyecto. Tom está deseando hacer su presentación, le encanta ser el centro de atención y vender lo que haya que vender. En la cena, descubre que su cliente juega al tenis en el mismo club que sus hermanos y que les gustan los mismos vinos. Después de varias copas de vino y de haber pasado una agradable velada, Tom vuelve contento a casa sintiendo que ha sido un gran día. Le apetece regalarse unas vacaciones. Disfrutando de esta emoción positiva, reserva impulsivamente un viaje a Florida. Antes de acostarse, le manda un mensaje a Sabine preguntándole si está libre el viernes por la tarde para tomar una copa. Está deseando salir y pasárselo bien con ella.
¿Con qué persona te identificas más? ¿Con Daniel o con Tom?
BIS y BAS
Estos ejemplos muestran que la personalidad tiene un gran efecto en la manera que tiene cada persona de percibir la situación, en cómo se siente, cómo habla y cómo reacciona. Una de las teorías de la personalidad más importantes es la teoría biopsicológica de la personalidad propuesta por Alan Gray en 1970. Según esta teoría, hay tres sistemas motivacionales principales que modulan nuestra conducta: el sistema de lucha, huida y parálisis (FFFS, por sus siglas en inglés), el sistema de inhibición de la conducta (BIS, por sus siglas en inglés) y el sistema de activación de la conducta (BAS, por sus siglas en inglés).
El BAS predice la sensibilidad hacia la recompensa de cada individuo y controla la conducta de acercamiento. Está estrechamente relacionado con la disposición individual de perseguir metas y alcanzarlas. Las personas que tienen un BAS muy sensible muestran niveles superiores de alegría, felicidad y esperanza, en respuesta a las señales medioambientales que tienen que ver con la recompensa.
Como se explica en el inicio de Mindfulness para mejorar tu rendimiento, el FFFS es un mecanismo de supervivencia importante. Cuando en el exterior hay un peligro real, por ejemplo, si se acerca un tigre, este sistema hace que temamos por nuestra vida y nos prepara para pelear, huir o quedarnos paralizados. Aunque este sistema es vital en el caso de una amenaza real, también podría o le gustaría desencadenar una reacción de lucha, huida o parálisis en las situaciones que nos producen desasosiego y que percibimos como una amenaza real.
Dar tu opinión en una reunión importante no es una auténtica amenaza, nuestra vida no corre peligro, pero nos puede producir un grado de desasosiego que desencadene el FFFS y nos haga comportarnos de un modo tenso que nos impida incluso hablar.
El grado de nerviosismo que desencadena el FFFS (evitar, no dar tu opinión) o, por el contrario, el BAS (acercamiento, dar tu opinión) dependerá de la sensibilidad del BIS o de nuestra sensibilidad al castigo. La sensibilidad del BIS decide si se activará el FFFS o el BAS. Se podría decir que el FFFS está ligado al miedo (tememos por nuestra vida cuando se acerca el tigre) y el BIS al desasosiego (nos pone nerviosos hablar en público). La sensibilidad del BIS se puede considerar el umbral a partir del cual el FFFS desencadena una reacción de estrés que, en ciertas situaciones, te obliga a pelear, huir o a quedarte paralizado. Si la sensibilidad de tu BIS es elevada, significa que tu límite es muy bajo y que tu FFFS se activa más fácilmente, llevándote a una conducta de evitación, en lugar de a una conducta de aproximación si se activara el BAS. El nivel de activación del BIS de cada persona indica la sensibilidad individual al castigo o su respuesta a las señales medioambientales que están relacionadas con el castigo o con eventos negativos más generales. Si alguien tiene una sensibilidad más elevada a estas señales, para impedir tener experiencias negativas como el miedo, la ansiedad, el enfado o la tristeza, evitará de forma espontánea esos ambientes. Las personas que tienen un BIS altamente sensible son más receptivas a las señales negativas y, para ellas, los eventos medioambientales tienen una valoración más negativa.
La sensibilidad del BIS y el BAS es lo que se considera parte de nuestra personalidad. Se podría ver nuestra personalidad como el conjunto de características dinámicas y organizadas que influyen de forma singular en diferentes situaciones de nuestro entorno, en nuestros pensamientos, emociones, motivaciones y conductas.
Vamos a resumir la interacción entre FFFS, BAS y BIS a través de varios ejemplos. En los casos extremos, el papel del BIS no es tan importante: si se te acerca un tigre, lo que se activa es tu FFFS. Sales corriendo, es innegable. Si finalmente tienes la oportunidad de conseguir el trabajo de tus sueños, tu BAS iniciará una conducta de aproximación. Es indudable. En cambio, cuando la situación te permite escoger entre la aproximación o la evitación, la sensibilidad de tu BIS tendrá un papel importante y será lo que decida si vas a evitarlo o vas a aproximarte. En la historia que hemos contado antes, Daniel/Tom tiene que hablar con la junta directiva. A Daniel le gustaría poder evitar esta situación, mientras que Tom está deseando hacer su presentación. En general, debido a la presión social, mucha gente considera que una presentación en público es una situación incómoda. Como tal, podemos querer evitar esta situación o sentirnos sometidos a una fuerte presión (iniciada por el FFFS) o podemos afrontar esta situación (iniciada por el BAS). Tanto si la evitamos (gana el FFFS) como si la afrontamos (gana el BAS), el resultado depende de la sensibilidad de nuestro BIS. Si tenemos un BIS altamente sensible, permitirá que el FFFS inicie una conducta de evitación fácilmente. Por otro lado, si nuestro BIS no es tan sensible, el BAS iniciará una conducta de acercamiento.
En los ejemplos que acabamos de describir, parece que Daniel goza de un BIS muy sensible combinado con un BAS poco sensible. Por otro lado, Tom parece gozar de un BAS muy sensible combinado con un BIS menos sensible.
El BIS altamente sensible de Daniel actúa, aparentemente, como un filtro para percibir la situación: ve los riesgos del proyecto con más facilidad y los califica como problemáticos. Daniel no se siente cómodo teniendo que llamar a su jefe y está nervioso porque piensa que podría considerarlo un incompetente. Al activarse fuertemente su BIS, desencadena el FFFS, que le inhibe y le contiene para que no haga la llamada. A Daniel no le gusta hacer presentaciones, ya que su BIS, altamente sensible, desencadena una reacción de estrés debido a que los demás le pueden juzgar, lo que le coarta a la hora de hacer la presentación y le hace sentirse incómodo y preocupado. Daniel evita a las personas y las situaciones porque ve la amenaza más fácilmente. Para él, todas las personas y las situaciones desconocidas son un riesgo. La potente activación de su BIS le hace sentirse incómodo y por eso siempre se decide por alguien o algo que ya conoce. Decide evitar el nuevo destino vacacional. Su potente BIS domina sus pensamientos, y le resulta difícil pensar en eventos que perciba como problemáticos.
Cuando una persona tiene un BAS muy sensible combinado con un BIS débil, no solo responde con más intensidad a las señales relacionadas con recompensas, sino que, desde el primer momento, considera que los eventos son gratificantes y no amenazantes. Al mismo tiempo, este sistema empieza a operar como un filtro a través del cual procesamos la información del exterior, traduciéndola a un lenguaje de recompensa, y al que reaccionamos desplegando una conducta de aproximación. Tom goza de un BAS muy sensible que en apariencia funciona como un filtro: ve las oportunidades y las posibilidades del proyecto. Conseguir el proyecto es un hecho muy gratificante que puede ir acompañado de un ascenso y posiblemente de otros proyectos para este cliente. El BAS muy sensible hace que Tom esté abierto al encuentro de nuevas situaciones y gente, como contratar a un nuevo integrante del equipo o invitar a Sabine a tomar una copa. La posibilidad de que el presupuesto del proyecto se quede corto, para él es un desafío más que un problema. Llamar a su jefe es gratificante para él, porque así obtiene su reconocimiento. El BAS altamente sensible hace que Tom sea más sensible al reconocimiento social a la hora de hacer una presentación, y también le hace aproximarse a las personas desconocidas en los eventos sociales, como, por ejemplo, una comida de trabajo. A Tom también le motiva hacer cosas nuevas, como irse de vacaciones a un sitio donde no ha estado antes y del que no tiene mucha información.
Con el fin de dar esta explicación, hemos contado la historia de Daniel y Tom en unos términos un poco extremos. La sensibilidad de tu BIS y de tu BAS no es una película en blanco y negro, sino que se refiere a un punto de una progresión. Una persona que tiene un BIS extremadamente sensible puede padecer un trastorno de tipo nervioso, mientras que una persona con un BAS sensible tendrá probablemente problemas debido a su impulsividad. La mayor parte de la gente no suele estar en los extremos de esta progresión. Aunque una sensibilidad extrema podría provocar un comportamiento inadecuado, social o personalmente, tener un BIS o un BAS muy sensible no es ni bueno ni malo. Los dos sistemas motivacionales son necesarios para que una persona, un equipo y, por último, una empresa funcionen bien. Cuando una persona solo percibe los aspectos gratificantes de un proyecto, puede acabar teniendo un problema por no haber visto o haber ignorado los riesgos importantes. Y, al contrario, cuando una persona se fija demasiado en los riesgos, puede dejar pasar oportunidades importantes.