Diario I
Jiddu Krishnamurti
Este primer Diario de Krishnamurti es un documento único dentro de su producción, pues si toda su obra anterior nace de transcripciones de pláticas y conferencias, aquí es él mismo quien escribe acerca de sus vivencias individuales más profundas.
Se trata de un texto que comienza en junio de 1961, en la ciudad de Nueva York, y que continúa con anotaciones muy precisas sobre las percepciones y los estados de conciencia de su autor. Mary Lutyens nos informa, en el Prefacio, de que Krishnamurti escribía a lápiz, con mucha claridad y prácticamente sin tachaduras. Las anotaciones comienzan y terminan abruptamente, y el mismo Krishnamurti no podía decir qué lo impulsó a iniciarlas. Nunca antes había llevado un diario.
Este primer Diario de Krishnamurti es, además, como un manantial del cual brota toda la rica enseñanza de su autor: como una fuente natural rebosante de espontaneidad y frescor. Así podemos leer que cada vez hay algo nuevo, una nueva cualidad, un nuevo matiz, un nuevo perfume; que los árboles, las montañas, los ríos, las nubes, la luz del sol, los pájaros, las flores... todo es siempre nuevo. Cada día, la vida recomienza. El mundo renace.
Jiddu Krishnamurti
Este primer Diario de Krishnamurti es un documento único dentro de su producción, pues si toda su obra anterior nace de transcripciones de pláticas y conferencias, aquí es él mismo quien escribe acerca de sus vivencias individuales más profundas.
Se trata de un texto que comienza en junio de 1961, en la ciudad de Nueva York, y que continúa con anotaciones muy precisas sobre las percepciones y los estados de conciencia de su autor. Mary Lutyens nos informa, en el Prefacio, de que Krishnamurti escribía a lápiz, con mucha claridad y prácticamente sin tachaduras. Las anotaciones comienzan y terminan abruptamente, y el mismo Krishnamurti no podía decir qué lo impulsó a iniciarlas. Nunca antes había llevado un diario.
Este primer Diario de Krishnamurti es, además, como un manantial del cual brota toda la rica enseñanza de su autor: como una fuente natural rebosante de espontaneidad y frescor. Así podemos leer que cada vez hay algo nuevo, una nueva cualidad, un nuevo matiz, un nuevo perfume; que los árboles, las montañas, los ríos, las nubes, la luz del sol, los pájaros, las flores... todo es siempre nuevo. Cada día, la vida recomienza. El mundo renace.
Jiddu Krishnamurti
Este primer Diario de Krishnamurti es un documento único dentro de su producción, pues si toda su obra anterior nace de transcripciones de pláticas y conferencias, aquí es él mismo quien escribe acerca de sus vivencias individuales más profundas.
Se trata de un texto que comienza en junio de 1961, en la ciudad de Nueva York, y que continúa con anotaciones muy precisas sobre las percepciones y los estados de conciencia de su autor. Mary Lutyens nos informa, en el Prefacio, de que Krishnamurti escribía a lápiz, con mucha claridad y prácticamente sin tachaduras. Las anotaciones comienzan y terminan abruptamente, y el mismo Krishnamurti no podía decir qué lo impulsó a iniciarlas. Nunca antes había llevado un diario.
Este primer Diario de Krishnamurti es, además, como un manantial del cual brota toda la rica enseñanza de su autor: como una fuente natural rebosante de espontaneidad y frescor. Así podemos leer que cada vez hay algo nuevo, una nueva cualidad, un nuevo matiz, un nuevo perfume; que los árboles, las montañas, los ríos, las nubes, la luz del sol, los pájaros, las flores... todo es siempre nuevo. Cada día, la vida recomienza. El mundo renace.
Formatos disponibles
Datos del libro
Traducción: Armando Clavier
Colección: Sabiduría perenne
Ref.: 347
Libro impreso
ISBN: 9788472454415
Páginas: 288
Tamaño: 20 x 13
Libro digital
ISBN: 9788411211147
Formato: epub
DRM: Sin